Actualidad

Una ventana [Sobre la antología Vindictas]

 

 

UNA VENTANA

 

 

 

“Hazme sobrevivir a través de todas. No quiero otra inmortalidad”

Hilma Contreras

Diario íntimo

 

 

 

En una fiesta del libro, como es la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, suele ser habitual que algunos momentos nos trasciendan. Me voy a referir a dos aquí. Uno se construye a partir de las palabras, otro de los libros. Las palabras de Jorge Volpi que me propuso, en aquel arranque de diciembre de 2019, coeditar una antología de cuentistas con la Dirección de Publicaciones de la UNAM. Y los libros de la colección Vindictas que me mostraba Socorro Venegas, escritora y editora de memorias propias y ajenas. Cuando a un editor la UNAM -y Jorge, y Socorro- le proponen un reto así, él sabe de antemano qué va a responder. Ellos también. El reto no era otro que la edición de una antología de escritoras, de cuentistas, una por país en nuestro idioma, y que, desde la flexibilidad, las antologadas respondieran al concepto de creadora ‘vindicta’, concepto definido como consecuencia de la praxis de un canon sesgado y perpetuado que ha dificultado, si no procurado, la invisibilidad de las mujeres. Socorro Venegas lo define con precisión: hay que cuestionar que hemos leído el mejor cuento del siglo XX.

La activista afroamericana Angela Davis explicó durante su conferencia enmarcada en el ciclo «Mujeres contra la impunidad», celebrado en La Casa Encendida (Madrid) por la Asociación de Mujeres de Guatemala en octubre de 2018, que «Hay que dejar muy claro que la categoría ‘mujer’ no es unitaria». Si asumimos esta afirmación como punto de partida y, además, tenemos en cuenta la diversidad de literaturas en Latinoamérica y el periodo más o menos amplio de creación, leer, antologar y editar Vindictas. Cuentistas latinoamericanas era una labor sumamente compleja. De fondo, las escritoras estaban doblemente en la periferia del canon: por escritoras y por cuentistas, y sus textos son difícilmente encontrables por causas editoriales y lectoras. De irrupción, una epidemia que asuela desde inicios del año 2020 y que supuso un cortocircuito de posibles encuentros de trabajo, de paseos hasta una biblioteca, de llegada de libros adquiridos, de un largo etcétera que había que doblegar. Sin embargo, antologar junto a Socorro ha sido precisamente eso, desplazar obstáculos y derribar un muro que impedía ver y, de este modo, fracturar su opacidad y su silencio y abrir una primera ventana por la que se filtrara luz. Renovar la luz. Luz vindicta.

 

 

 

En esta tarea no hemos estado solos, en absoluto. Toda una red de corresponsales (escritoras, profesoras, académicas…) han orientado nuestras lecturas: sus sugerencias y sus conocimientos han sido la base de la elección de unos pocos nombres a través de los cuales cuentan todas. Esta elección se fue construyendo a lo largo de seis meses, con sus reuniones semanales donde Socorro y yo, a modo de Decameron, conversábamos sobre nuestras lecturas, lo que nos conmovía y lo que nos sorprendía, sobre las biografías y las obras que atesoraban las escritoras en las que nos adentrábamos, sobre un mundo que se sumergía en el caos y la lectura parecía ser la única tabla de salvación. Fuimos recorriendo no sólo la nómina de esa veintena de nombres y de textos, sino también una suerte de cartografía compuesta de sus características literarias, de sus vicisitudes vitales, de las reacciones ante sus discursos; en fin, parte de un universo que explica, como esperábamos, que sí había escritoras consagradas al cuento llenas de talento y de literatura y de vida; un universo que choca frontalmente con un canon que no ha olvidado -para olvidar hay que generar antes un recuerdo-, sino que ha marginado e invisibilizado voluntariamente (una voluntad alimentada por el prejuicio machista y la falta de rigor entre otros factores) demasiadas voces, demasiadas obras, demasiada literatura. Toda una mitad ignorada.

 

 

 

 

 

 

Vindictas. Cuentistas latinoamericanas llegará a las librerías españolas y mexicanas el 25 de noviembre (en los meses posteriores al resto de Latinoamérica). Como dice el texto de contracubierta “Es el momento de ‘vengar’ y ‘castigar’ modelos que marginan, es el momento de ‘proteger’ y ‘entregar’ a los lectores y las lectoras nueva luz”. Y el camino empieza este lunes 19 de octubre, Día de las Escritoras, con un encuentro con María Fernanda Ampuero, Carmen Boullosa, Alejandra Costamagna y Socorro Venegas. La ventana está abierta. No hay excusa para no asomarse. Y para comenzar no dejen de leer un texto espejo de este, una huella y una propuesta de futuro: el texto de Socorro Venegas sobre este camino desde y hacia la ventana. Podéis leerlo aquí.

 

 

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