El Periódico
Por David Morán
FUENTE: https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20250405/rodrigo-blanco-calderon-venecos-venezuela-115283951
Rodrigo Blanco Calderón publica ‘Venecos’: “He decidido no convertirme en un emigrado profesional; no puedo hacer de la lucha contra la dictadura una causa”
La primera vez que Rodrigo Blanco Calderón (Caracas, 1981) escuchó a alguien utilizar la palabra ‘veneco’, el calendario andaba varado en 2013 y el diccionario de americanismos de la RAE ya recogía el término como una manera despectiva de referirse a algo o alguien relativo a Venezuela. A él, sin embargo, aquel primer contacto no le resultó especialmente insultante. “La utilizó con mucho cariño una amiga escritora colombiana y me pareció una palabra simpática y sonora. Después sí que se ha ido cargando de sentido y de contenido despectivo”, explica el autor caraqueño radicado en Málaga ahora que su nueva antología de cuentos, la primera desde ‘Los terneros’ (2018), llega a las librerías bajo el título de, bingo, ‘Venecos’ (Páginas de Espuma).
“Titular así el libro tiene que ver con una tendencia que hay entre los propios venezolanos de reapropiarse de las palabras”, defiende a la hora de presentar una colección de relatos hermanados por las orillas, los cruces de caminos y el vuelo de los aviones. Por la épica cotidiana del emigrado, los lazos que unen (o desunen) y el exilio masivo de venezolanos de la última década. “La experiencia de la emigración ha sustituido por completo la discusión de las causas políticas de esa emigración. Es eso lo que ha provocado un cuestionamiento de la propia identidad”, reflexiona Calderón Blanco, ganador del prestigioso premio O. Henry por su cuento ‘Los locos de París’.
Instalado en Málaga desde 2019, el también autor de la novela The Night’ dejó su país en 2015, pasó una temporada en la capital francesa y da forma ahora a historias en las que los personajes se conocen en talleres literarios de título estrafalario («Aprenda a escribir una novela a la manera de ‘El Padrino'»), homenajean de forma nada velada a Camus (y a John Cazale, impecable en el incómodo pellejo de Fredo Corleone) o se disfrazan de sobresalto en el Palacio de Miraflores.