Querida Clara
no, no es el décimo aniversario, o sí. Según se vea. En todo caso podríamos dejarlo en 10+1. Tu, nuestro, el de miles de lectores, Por favor sea breve vio la luz en octubre del 2001. El dinosaurio que llena su cubierta empezó a alejarse de ella, despacio, en ese arranque de otoño y casi de editorial. Tu propuesta casi un año antes fue audaz, valiente y muy consciente de lo que una década después íbamos a leer y a vivir. Recuerdo los malabarismos con la selección, con esa mirada que siempre has poseído entre dos orillas, entre dos géneros (no sólo literarios) y entre autores experimentados y en busca de experiencia. La capacidad como antóloga y conocedora de lo literario ha hecho que seas indiscutible en el devenir de lo breve brevísimo. La doble sensibilidad para lo otro, el guiño «poli», la apuesta por lo desconocido, el redescubrimiento del conocido. Todo resultó ser un trabajo necesario en su momento, indispensable ahora. Recuerdo como si me acercara a un abismo todas las gestiones de autorizaciones y derechos de autor. De pronto llegaron cartas de Augusto Monterroso o la viuda de Juan José Arreola, faxes (¡había fax!) de Salvador Elizondo o Guillermo Cabrera Infante. Nos sentimos editores. Me sentí instalado en un lugar desde el que estábamos haciendo algo importante, algo que surgía con la vocación de enriquecer a los lectores, quedarse entre los lectores.
Firmas de autorizaciones
¡Cómo olvidar la presentación! Mi padre y su amigo Ramón Taberna que vinieron a ver a Carmen Posadas, el aplomo y la palabra de nuestro queridísimo José Antonio Labordeta, los nervios de Irene Brea. Todo fue un 28 de febrero del año 2002. Todo fue delante de una sala llenísima, sin aforo libre, con un Paul Viejo escondido y con ejemplares que se nos agotaban. Fue la primera de una de tantas presentaciones contigo, esas en las que siempre se siente la literatura, el diálogo y el debate (¡cómo te gusta esta palabra!). Esas que no cabe ni un alfiler.
28 de febrero de 2002. Presentación de Por favor, sea breve
Carmen Posadas, Irene Brea y Clara Obligado. ¡Qué trío!
Y llegó la Feria del Libro, acompañada desde entonces y por varios años de sucesivos concursos que tenían sus seguidores y cómplices. Y se empezaron a organizar encuentros, mesas redondas sobre el género, sobre los libros que aparecían y, entre ellos, siempre tu Por favor, sea breve.
Feria de Libro. La firma duró todo el día y se vendieron cerca de 300 ejemplares.
Ana Pérez Cañamares y José Ángel Barrueco en acción.
Un encuentro sobre el microcuento. En la mesa, de derecha a izquierda, Enrique Redel, Ignacio Fernández y Juan Casamayor.
No nos atrevemos a decir cuántos años han pasado.
Años después, el 11 de noviembre de 2011, se repitió el sortilegio de tu mano, y en la sala Jorge Luis Borges (no podía ser otra, ¿verdad?) de Casa de América se dio cita un público numeroso, feliz, divertido y, sobre todo, dio gusto ver una mesa tan POLIédrica, tan POLIvalente… Era el turno de Por favor, sea breve 2, con otros nombres y otros textos, otras geografías, otro momento para un mismo género, otra antología imprescindible para completar esa cartografía literaria. Y el dinosaurio de Beatriz Cuevas que se escapa y una hormiga que entra en escena. Se abría la era de la hormiga. Y tu magia (Paqui Noguerol: «llevas más de cuatro lustros transmitiendo la magia de la minifcción») queda en cada uno de los textos seleccionados.
Invitación de Por favor, sea breve 2. El acto tuvo lugar en Casa de América.
Esa es tu virtud como antóloga. Jose María Merino e Hipólito G. Navarro repetián y de algún modo dan el testigo de la continuidad a Patricia Esteban Erlés y Juan Jacinto Muñoz Rengel. En estas fechas que publicamos Casa de Muñecas de Patricia. Algunos de los microcuentos que están en el libro fueron antologados en Por favor, sea breve 2. El próximo año publicaremos el libro de microcuentos de Eduardo Berti, La vida imposible. Misión cumplida, Clara.
De derecha a izquierda: J. J. Muñoz Rengel, F. Noguerol, C. Obligado, E. Berti, P. Esteban Erlés, H. G. Navarro y J. Casamayor
En la rueda de prensa de Por favor, sea breve, en febrero del 2001, Rosa Montero dijo que un libro así supone la cima de un escritor. ¿Qué hay después de compartir páginas con Arreola, Borges, Cortázar, Ocampo…? José María Merino hace unos días, en este inicio de otoño del 2012, nos escribe cuando le hablamos de esta entrada: «Cuando leí «El libro de los viajes equivocados descubrí que Clara Obligado, defensora ferviente del minicuento, es una magnífica autora de cuentos canónicos… Mejor, pensé, pues no cabe duda de que conoce bien todos los parajes y escollos del género… Pero se ha empeñado en que seamos concisos, y en Por favor sea breve, 1 y 2 ha conseguido integrar, desde la convención de nuestra lengua común y por encima de sexos, orígenes y edades, una lista casi interminable de obras adscritas a la hiperbrevedad. Un esfuerzo generoso, estimulante, histórico. «.
Como ves Clara, todos te debemos muchos. Mucho a tu labor, a tu generosidad y a tu magia. Nosotros una década… y una cena en el Lhardy madrileño.
Muchas gracias de antología.
Besos
Juan Casamayor & Cia.