Queridos
El 10 de abril de 1912, el Titanic inició su viaje inaugural partiendo desde Southampton (Inglaterra) con destino final a Nueva York. Cuatro días más tarde, a las 23:40 del 14 de abril, el buque chocó con un iceberg al sur de las costas de Terranova, y se hundió a las 2:20 de la mañana del 15 de abril. Un cuento que merece la pena ser leído hoy, incluido en La glorieta de los fugitivos, de José María Merino (Premio Salambò).
El efecto iceberg (ensayo)
En el último segundo, el enorme trasatlántico consiguió esquivar el iceberg y todos los pasajeros llegaron a su destino. El estudio, profundo y meticuloso, analiza el papel que jugó cada uno de ellos en la sociedad a partir de su llegada, en los distintos aspectos y en relación con sus diferentes oficios y profesiones. La tesis del apasionante ensayo es que la actividad personal y social de aquel conjunto de personas ha sido decisiva para que los Estados Unidos, y en consecuencia el mundo entero, hayan llegado a atravesar el período de paz, solidaridad y equilibrio en todos los órdenes que estamos viviendo más de noventa años después. Los autores aseguran que si el Titanic se hubiera hundido aquella noche, la actualidad sería menos apacible y placentera.
Abrazos
Juan