
La Lectura
Suplemento La Lectura
El Mundo

Una comedia apocalíptica llena de plumas
Una manera de explicar La máquina de hacer pájaros, libro de cuentos de Natalia García Freire (Cuenca, Ecuador, 1991), sería decir que son cuentos donde se explora el universo familiar pero desde otro lugar. Son cuentos de relaciones llenos de pájaros: urracas, dodos, pollos, pájaros muertos, pájaros de mal agüero. Hay personajes que lo saben todo de los pájaros, como Julita, de «Amor mío, corazón de otro» –lo de los títulos de los cuentos merece una mención–, que «ha leído todo sobre pájaros». Algunos personajes van de un relato a otro, reapare-cen. Diría que es para que sepamos que estamos ante el mismo paisaje humano, en el mismo terreno familiar, lleno de guiños pop: telenovelas, tecnocumbia, canciones de Selena, Britney Spears y Luz Casal, el astrólogo Walter Mercado y el efecto 2000. Así que más o menos sabemos dónde estamos: en un rincón de la mente de la autora, un territorio mítico y singular, que sólo existe cuando se lee después de que se haya escrito y donde convive lo imaginario con las referencias de la infancia.
Otro de los aciertos del libro está en el tono: los temas pueden resultar de terror (violaciones, secuestros, amores imposibles, muerte, locura), pero el tratamiento los aleja del tremendismo y los lleva al humor por la vía del extrañamiento. Haciendo un juego con un fragmento de «Cómo desapa-recer completamente», podríamos decir de La máquina de hacer pájaros: «Todos los pro-tagonistas parecen muertos. La autora quie-re ser cómica y sórdida, y consigue una cosa y la otra». García Freire experimenta, se arri-esga y el resultado es feliz: la muerte, como a sus personajes, deja de importarnos.
Por Aloma Rodríguez