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La Lectura reseña Un nombre para tu isla

La Lectura, El Mundo

Por Juan Marqués

FUENTE: https://www.elmundo.es/la-lectura/2025/02/19/67aa5121e9cf4add5d8b458b.html

Si hay sombra es porque también hay luz

Los autores clásicos nos avisaron de que aquel que cambia de lugar sin cambiar de corazón o de costumbres no va a cambiar de suerte, y eso es algo de lo que uno se ha acordado un par de veces leyendo los estupendos cuentos que conforman Un nombre para tu isla, el nuevo ramillete de historias que ha logrado reunir Katya Adaui (Lima, Perú, 1977) casi cuatro años después de su celebrada Geografía de la oscuridad.

Sucede sobre todo en «Isla grande», el segundo relato y el más extenso de todos (y acaso el mejor, premio que se disputaría con «Un niño»), en el que una pareja en crisis emprende un viaje exótico de reconciliación en el que todo empieza a salir mal, sobre todo porque en los sofisticados pero insatisfactorios hoteles se empeña en dormir «cada uno en su viejo lado de la cama nueva». «¿Quién no querría irse a su casa?», se exclama en otro sitio, el penúltimo, y podría funcionar como síntesis del conjunto («todos tenemos un momento que nos resume…»), ya que casi todos los personajes de este libro están en movimiento, en transición no sólo simbólica sino física, no sólo en conflicto interior sino, de hecho, de viaje.

Desde la primera pieza, de título trabado y disuasorio («Tripulación, puertas en manual, cross check y reportar»), en la que una mujer reconoce en la azafata de un avión a una vieja conocida, hasta la última, de título atractivo («El arte de perder») y probablemente de inspiración autobiográfica, en la que una escritora emprende una mudanza internacional de vuelta a Lima, en la brevedad de Un nombre para tu isla da tiempo a desplegar un buen catálogo de recursos literarios, de posibilidades, de perspectivas y de variantes.

En lo cronológico, hay «fotografías» o fogonazos, es decir cuentos que retienen un instante breve, un suceso (como «Camalotes» o «Un niño», que incluso en su carácter de miniatura narrativa es algo así como una actualización o una trasposición del «Vanka» de Chéjov, tal vez el cuento más doloroso de la Historia), o bien cuentos contemplados a lo largo, que dan cuenta de un proceso o una relación más o menos prolongados: así sucede en «Tal como está», el más distorsionado, o «Una buena por cada diez malas», el más misterioso, y aquel en el que un personaje afirma que «Si hay sombra es porque también hay luz», algo que tal vez se podría decir de todo el libro.

■ Por Juan Marqués

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