La Nueva España
Eduardo Lagar
FUENTE: https://www.lne.es/asturias-exterior/2025/10/28/alberto-chimal-maestro-mexicano-ciencia-123112809.html
«La Inteligencia Artificial nos deshumaniza y empieza a pensar por nosotros»
Alberto Chimal, el maestro mexicano de la ciencia ficción, en Oviedo
El escrito Alberto Chimal, una de las grandes referencias de la literatura de ciencia ficción mexicana, presenta este jueves día 30 en Oviedo, a las 19 horas, su última obra, la colección de cuentos “Las máquinas enfermas” (ed Páginas de Espuma). El acto se celebrará en la biblioteca de Asturias, en El Fontán. Le acompañará en la presentación el poeta y crítico ovetense Fernando Menéndez.
–¿Qué sentido sigue teniendo la literatura de ciencia ficción ahora que la realidad la sobrepasa cada día?
-Tiene sentido en tanto que no es una literatura profética. No se trata de predecir lo que sucederá, sino de imaginarnos cuáles podrían ser las consecuencias de lo que ya está entre nosotros. Creo que esa es la aportación que puede tener la literatura especulativa, la ciencia ficción, como se quiera llamar. Particularmente creo que es importante tratar de hacerla desde entornos, países, idiomas que no son los dominantes de esa tradición. Usualmente se piensa que la ciencia ficción se hace en inglés. O sea, se hace desde Inglaterra, desde los Estados Unidos… Sí. Pero no tiene por qué ser así. Desde otros países, desde otras lenguas, podemos perfectamente también preguntarnos sobre nuestro futuro y de qué maneras podemos incidir en él y qué representa para todas aquellas personas que no están ahí en las obras clásicas, digamos qué representan el futuro.
-La novela, el arte de contar mentiras, es una buena manera de contar la verdad. Es decir, la ciencia ficción quizá explique como nadie la realidad actual.
-Estoy totalmente de acuerdo. La ficción permite ir un poco más allá de los hechos estrictos y permite imaginar consecuencias, implicaciones, posibilidades todavía no existentes. Y eso es, a su manera, tan importante como describir y sondear aquello que ya existe.
– “Las máquina enfermas”. ¿Cuánto le preocupa a usted la automatización, el avance de la Inteligencia Artificial?
-Me preocupa mucho. Y me preocupa no solamente por la tecnología en sí, sino por los seres humanos que están detrás. Por esta nueva oligarquía tecnológica que es increíblemente rica, que tiene miles de millones de millones de dólares acumulados en poquísimas personas y que, de pronto, es la dueña de la mayoría de estas herramientas que ahora se quieren insertar en todos los aspectos de nuestra vida. Los chatbots, los modelos generativos, etcétera. Es importante considerar todas estas aristas de la cuestión. No solo si la tecnología puede reemplazarnos, algo que está muy en duda, sino también si aquellos que son los dueños de la tecnología quieren realmente reemplazar y hacer a un lado a grandes cantidades de seres humanos. Eso me parece clarísimo que sí lo quieren hacer.
-Hay quien sostiene que, en el fondo, la digitalización es un inmenso hackeo a la programación básica de la especie humana.
– Pues sí. De alguna manera sí hay como una influencia o una posibilidad de modificaciones sobre todo en lo que tiene que ver con nuestra capacidad de pensamiento crítico, de raciocinio. Ya se han dado casos de personas que se vuelven dependientes de una inteligencia artificial, de uno de estos modelos generativos, y que ya no pueden dar un paso sin ella. Para todo tienen que estarles haciendo preguntas y pidiendo la opinión (de una IA). El primer ministro de Suecia recientemente confesó que le pide juicios de sus pronunciamientos políticos a un chat GPT. Esa noción de que podemos dejar que las máquinas empiecen a pensar por nosotros es lo que me parece más llamativo y también más peligroso. Porque una vez más estas herramientas no son neutrales, tienen detrás intereses muy claros económicos y políticos que no van a estar necesariamente alineados con el bienestar de todo el mundo.
– Ahí esté acaso el desenfoque fundamental: la máquina no está pensada para comunicarnos mejor, sino para desplegar un capitalismo de vigilancia.
– Exactamente. De hecho, las redes sociales como Facebook están hechos para maximizar el tiempo de uso por parte de las personas. Recurren a diversas estrategias, a diversos estímulos para mantenernos ahí en la pantalla. Eso es clarísimamente un ejemplo de manipulación para aumentar el consumo.
– Abre este volumen de cuentos una cita de Mary Shelley de su Frankenstein. ¿La digitalización es la apoteosis de la historia del nuevo Prometeo?
-Sí, de muchas maneras. Estas criaturas artificiales que tenemos ahora pues no tienen cuerpos humanos, pero sí tienen, gracias a nosotros mismos, a los seres humanos, la ilusión de una naturaleza humana de la que en realidad carecen. Los seres humanos proyectamos nuestro aporte de humanidad en todo lo que nos rodea, y justamente esa proyección es lo que vuelve tan insidioso el contacto, el hábito de utilizar estas llamadas inteligencias artificiales.
-En uno de los cuentos habla de un futuro en el que se destruye la escritura y la lectura. ¿Ese futuro está más cerca de lo que parece?
-Espero que no. Me preocupa que pudiera llegar a producirse un grave retroceso, un grave empobrecimiento de nuestras capacidades de lectura y de escritura en las nuevas generaciones. Y no solo por el uso de los modelos generativos, sino también porque venimos de una crisis educativa recientísima, de nivel global, debido al encierro pandémico. Hay una generación de chicos y chicas que tuvieron en todo el mundo serios problemas de aprendizaje, que no iban a las aulas, que tienen que tomar clase remota con todas las dificultades del caso, y que ahora están ya de vuelta en las aulas o yendo por primera vez y exhibiendo un serio retraso en sus capacidades de lectura, de escritura.
– ¿Cuál ha sido la herida que nos dejó la pandemia?
-Diría que fue una prueba de nuestras capacidades humanas puestas al límite que no terminamos de pasar.
–¿En qué sentido?
– En el sentido de que no llegamos a demostrar toda la solidaridad que deberíamos haber demostrado, toda la claridad para unirnos en contra de un enemigo común, para entender que la naturaleza humana general colectiva era lo más importante y lo que había que tratar de preservar. Aquí en Europa, a la mayoría de los países, les fue comparativamente mucho mejor de cómo nos fue en México, de cómo les fue en Estados Unidos. En promedio, creo que desgraciadamente hicimos muchas cosas bien, los seres humanos, pero en otra nos quedamos cortos.
-¿El cuento es el formato perfecto o más adecuado para la ciencia ficción en cuanto que es corto, impactante?
-Me gusta el cuento porque mis primeras lecturas de niño fueron cuentos. Incluso aquellas que ya no tenían que ver con mi educación o con mis padres. Mis primeros descubrimientos de la literatura fueron cuentos y siempre va a ser como un gran amor, una gran ocupación para mí. Creo que también la novela en ciertos momentos, para ciertos argumentos, puede ser útil. Pero efectivamente, creo que varias de las grandes obras de ciencia ficción de todos los tiempos, sí aprovechan el formato corto para hacer historias impactantes para lograr imágenes memorables y a partir de ellas volver imborrables aquellas especulaciones, aquellas preguntas, que se están planteando.
–¿Del futuro, que le preocupa?
-Me preocupa la pérdida de la humanidad. Me preocupa que la población humana vaya perdiendo las cualidades humanas que la hacen capaz de sobrevivir, que la hacen capaz de hacer algo más en la vida que no sea únicamente estar sirviendo alguna máquina de acumulación de capital.
–O sea que las máquinas nos están convirtiendo en máquinas.
-Sí, sí. Estamos en un proceso de deshumanización.









