La Vanguardia
Por Lara Gómez Ruiz
FUENTE: https://www.lavanguardia.com/cultura/20250525/10719174/rodrigo-blanco-calderon-venecos-migracion-cuentos-venezuela.html
Rodrigo Blanco Calderón: “No me siento un perseguido político, pero Venezuela me expulsó”
Dice la RAE que un veneco es un adjetivo despectivo y popular que se utiliza para referirse a un venezolano. La primera vez que Rodrigo Blanco Calderón (Caracas, 1981) escuchó esta palabra fue en 2013, en Bogotá. “La utilizó una amiga mía escritora y me pareció que lo dijo con mucho cariño. Sin embargo, con los años y conforme fue incrementando la inmigración, el vocablo se cargó de sentido negativo”. Ahora, el escritor cree que es un buen momento para reapropiarse del término y darle la vuelta. Tanto es así, que lo ha empleado para titular su nuevo libro de relatos, Venecos, publicado con Páginas de Espuma.
Que en la portada aparezca un avión y una golondrina volando a su lado no es una casualidad. El hilo conductor de sus trece cuentos –una cifra que evidencia que no es supersticioso, y que no cree en la mala suerte, “pero sí en las injusticias” –es ni más ni menos que la emigración masiva de su país. No resulta extraño entonces que los personajes que aparecen a lo largo de sus trece relatos estén en “constante movimiento”. Él también lo ha estado en los últimos tiempos. Primero, al migrar a París y establecerse durante unos años, “hasta que se me derrumbó el mito”, y, más tarde, al afincarse en “el paraíso” de Málaga, donde, aunque “muy feliz”, vive lejos de la tierra que le vio nacer.
Con los años y conforme fue incrementando la inmigración, el vocablo ‘venecos’ se cargó de sentido negativo”
Blanco Calderón reconoce que “no había una noción de conjunto” y que el libro empezó a articularse cuando le propusieron hacer un trabajo de selección. “Ahí me doy cuenta de que aparecen una serie de temas comunes de los que no era consciente, pero que claramente me interesan. Aunque no lo supiera, las escribía porque palpitaban en mí”. Unas ideas relacionadas con la migración, la marcha y la nostalgia que ya rezumaban en sus textos antes incluso de que en 2015 se mudara a otro continente.
Pese a que su marcha fue una elección propia, no olvida Venezuela y la muestra es el plato que elige para comer durante esta entrevista: pabellón criollo, considerado el plato nacional de este país sudamericano. De primero, escoge tequeños, otro guiño más a su tierra. “No me siento un perseguido político, pero la realidad de Venezuela me expulsó”, lamenta el escritor, que decidió que se marcharía en busca de un nuevo comienzo tras conocer los resultados de las elecciones de 2013 entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles. “Tardé dos años en irme porque quien emigra no toma la decisión de un día para otro”.
Tardé dos años en irme de Venezuela porque quien emigra no toma la decisión de un día para otro”
A la que retome de nuevo la pluma tras su gira de promoción, Rodrigo Blanco, que a lo largo de su carrera ha recibido reconocimientos como el prestigioso premio O. Henry por su cuento Los locos de París, sabe que volverá a tratar los mismos temas. “Explorados en diferentes historias y personajes, pero permanecerán latentes. Perversamente, la parte positiva de la tragedia viene con la literatura, porque la cantidad de historias que hay allí para contar da para una vida”. A todo ello, el autor de Los terneros (Páginas de Espuma, 2018) añade: “Tengo una condición de extranjería que no creo que se borre. Que está entre un país al que si vuelves no será lo mismo y otro al que siento que llegué tarde”.
Lara Gómez Ruiz