Estilo

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Los dos ensayos –«Conversación» y «Estilo»– que forman este Escritos literarios de un opiómano inglés son una deliciosa muestra, al más puro estilo quinceyniano, de una de las facetas menos frecuentadas del autor de Del asesinato considerado como una de las bellas artes, excelente y atinado ensayista. Si «Conversación» es –en palabras del escritor Andrés Barba, que ha seleccionado, traducido y prologado estos escritos– una pequeña máquina del tiempo en la que se intenta reivindicar como necesaria la alegre conversación imprevisible por encima de aquellas más cultas, en «Estilo», atravesando sin pudor y con acierto multitud de temas, De Quincey reflexiona entre otras cosas sobre el origen de la prosa y de las ciencias «de la soledad», sobre asuntos tan contemporáneos como la necesidad de adaptar los contenidos a los formatos en la prensa o hasta qué punto se pone en peligro el sentido crítico de una sociedad al completo cuando se instaura de manera generalizada la costumbre de «leer en diagonal».
Thomas de Quincey (1785-1859) fue uno de los escritores más excéntricos e inclasificables de toda Inglaterra –y probablemente el opiómano más célebre de todos los tiempos–. Un autor absolutamente imprevisible, el rey del excurso, el estilista más consumado de su generación y, tal como dijo Borges, «una de las mejores prosas en lengua inglesa de todos los tiempos».

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Thomas De Quincey (Manchester, 1785 - Edimburgo, 1859) fue un periodista, crítico, y escritor británico del Romanticismo. A los diecisiete años se fugó de su casa, no terminó sus estudios y se hizo adicto al opio, en principio usado para combatir sus continuas neuralgias. En 1820, De Quincey se instala en Londres donde se convierte en colaborador del London Magazine, en el que publica sus famosas Confesiones de un inglés comedor de opio (1821), una apasionante descripción de su propia experiencia como opiómano. Aunque escribió sin descanso toda su vida, Thomas de Quincey apenas publicó unas cuantas obras, cuyos escasos beneficios lo obligaron a malvivir hasta su muerte en Edimburgo, en 1859. Además de sus numerosas colaboraciones en varias revistas y periódicos, escribió algunos ensayos como Leyendo a las puertas de Macbeth, una brillante pieza de crítica shakesperiana; El asesinato considerado como una de las bellas artes (1827), Suspira de Profundis (1845), Juana de Arco (1847), El coche correo inglés (1849) y Apuntes autobiográficos (1853).