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25 aniversario en Librotea

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FUENTE: https://librotea.com/estanterias/juan-casamayor-recomienda-libros-fundamentales

Juan Casamayor recomienda libros fundamentales

El fundador y director de Páginas de Espuma nos comparte momentos destacados de los 25 años de vida de la editorial.

Verónica Maza
Juan Casamayor es un destacado editor español, fundador y director de la editorial Páginas de Espuma, especializada en narrativa breve, particularmente en cuentos y microrrelatos, reconocido por su compromiso por visibilizar el género del cuento, muchas veces relegado frente a la novela. Aquí nos habla sobre el aniversario de la editorial y nos recomienda libros fundamentales.

Un cuarto de siglo

En 1999, Juan Casamayor fundó la editorial Páginas de Espuma, junto con Encarnación Molina. Desde sus inicios, la editorial se ha centrado en la publicación de autores tanto consagrados como emergentes, en un esfuerzo por consolidar el cuento como un género literario esencial.

Además de publicar libros de cuentos, el sello integra una importante colección de ensayos, destacando la crítica literaria, las memorias, los diarios, los libros de viajes y los epistolarios. Desde el año 2008 la editorial mantiene sedes en México y Argentina.

Durante la Feria del Libro de Guadalajara 2024, en Librotea conversamos con él sobre su labor y sus placeres.

Cuéntanos sobre el aniversario de la editorial Páginas de Espuma.

Claro, estamos celebrando 25 años de vida. De pronto llegamos a un año que es simbólico, porque un cuarto de siglo parece que pesa mucho. Es un momento para celebrar, pero también para hacer balance de lo que hemos podido hacer quienes constituimos Páginas de Espuma. Hemos cometido más aciertos que errores al crear un catálogo editorial, que es la orilla final hacia donde debe caminar una editorial.

Hace 25 años no comunicábamos y comercializábamos los libros como lo hacemos ahora, pero es verdad que siempre habrá alguien que quiere escribir una historia y alguien que quiera leerla. Es un momento para mirar hacia atrás, mirar hacia adelante, y seguir teniendo constancia de que la edición es un ejercicio del gerundio. Siempre se está aprendiendo, siempre se está leyendo y siempre se está editando.

¿Qué había en tu vida antes de Páginas de Espuma?

Yo siempre digo que un editor es un lector, y tiene que hacer muchísimas cosas: promocionar libros, comercializarlos, producirlos. Pero, sin duda, la base de todo es la lectura. Por ahí pasa todo. Ese es mi «antes».

Luego, podemos decir que pasé por la universidad. Hice una carrera de letras, que no es necesaria para ser editor. Se puede ser perfectamente ingeniero: Jorge Herralde lo era, y fue un gran editor. Pero ese trabajo sí que me ayudó hasta llegar al mundo de la edición, que fue un poco por casualidad.

Yo llegué al mundo de la edición como en un paréntesis de mi trabajo académico. Me dirigía al mundo universitario y, de pronto, descubrí que yo no quería estudiar los textos acabados, sino trabajar, debatir y dialogar con quien los escribe. Y ahí estuvo ese inicio de alguien que se sabía lector y no podía imaginar que, 25 años después, estaría celebrando una editorial.

¿Cuáles son los momentos, personas y libros de más valía para ti?

Edición y vida van de la mano; no puede ser de otra forma, quizá porque la materia con la que trabajamos, la escritura, procede de la vida, de la vida de quien escribe. Hay un momento previo que, para mí, es muy importante en la formación de Páginas de Espuma. Y ya que me pides nombres, hay tres personas que han querido mucho a la editorial, que están presentes y que ya casi son familia.

Una es la escritora Clara Obligado, quien me enseñó que había más de una orilla en este binomio falso de Latinoamérica y España. Latinoamérica es un continente y España es un país; no se puede equilibrar, esa balanza no es real.

Un jovencísimo Andrés Neuman, por su parte, supuso el primer paso importante para la editorial, porque hablamos de un autor relevante que decidió que sus cuentos saldrían con Páginas de Espuma. Andrés lo ha hecho todo en la editorial: ha sido antólogo, ha seleccionado cuentos y es un gran amigo.

 

El tercer autor sería Fernando Iwasaki, que marcó el momento en el que me di cuenta de que el hallazgo de un manuscrito podía traer una gran sorpresa en el futuro, como ocurrió con Ajuar funerario. Eso fue un momento muy importante y muy inaugural para la editorial.

Luego han venido otros autores. También quiero reivindicar la presencia de ciertos traductores que alimentaron nuestra colección de clásicos, como los cuentos completos de Kafka o los de Stefan Zweig. 

Por último, en estos últimos años, aunque no haya un «boom» de escritoras, porque ellas siempre han escrito, sí estamos viviendo un «boom» de lectoras. Quien más lee ficción son las mujeres, y eso sí que es un fenómeno destacable.

Diría que el encuentro con distintas escritoras no solo ha enriquecido a la editorial, sino también a mí como persona. Hay autoras muy cercanas a este proyecto. Por ejemplo, el proyecto Vindictas, en el que participé con Socorro Venegas, fue muy importante. El descubrimiento de María Fernanda Ampuero con su primer libro, Pelea de gallos, que se ha convertido en un libro transversal, también es relevante. Acompañar el crecimiento inusitado de Samanta Schweblin con Distancia de rescate y luego con Siete casas vacías ha sido fundamental.

En resumen, Páginas de Espuma es un mosaico de libros, lecturas y personas. Eso es, en el fondo, lo que es una editorial: una gran familia de lectura.

Las posibilidades del «no»

El primer viaje a Latinoamérica de Juan Casamayor fue en 2003, a la Feria del Libro de Guadalajara. «El primer libro de la editorial había salido en el año 2000, pero retrasé mi viaje porque en 2002 nació mi hijo. En 2003, finalmente vine a Guadalajara, y desde ese momento, México se ha convertido en el país que más me ha dado», explica.

¿Y qué más pasó para afianzar tu vínculo con México?

Aquí hay muchos autores y me han reconocido mucho por mi trabajo editorial. Todo este trabajo ha creado una familia: en la distribución, en las librerías y en la prensa mexicana, que ha cuidado tanto a la editorial. Es un vínculo inseparable. Si alguna vez me retiro como editor y queda el director comercial, México seguirá siendo el país donde más libros de Páginas de Espuma se venden. O dicho de otra forma: México es el país donde más lectores de Páginas de Espuma hay. Quizá la asignatura pendiente de este país son las librerías independientes, afianzarlas. A partir de ahí ya sólo me quedaría pedir la nacionalidad mexicana, cosa que a veces pienso.

¿Hay algún libro que dejaste ir y te arrepientes?

Siempre pasan libros por tus manos, ¿no? Quizá a un editor se le juzgue más por lo que ha editado que por lo que no llegó a editar y descartó en algún momento. Me ha pasado con algún nombre de autor, tanto español como latinoamericano, que no ha entrado en la editorial.

El problema de un editor ante esto es que, cuando decimos un «no», no es a veces un «no» categórico; es un «no» que significa renunciar al «sí», porque no podemos decir todos los «sí» que quisiéramos. O sea, hay un límite de capacidad, ya no solo de producción, sino de trabajar con libros.

Páginas de Espuma tiene 16 novedades al año. Con lo cual, a libros que nos gustan, libros que estoy convencido de que voy a ver publicados en otro sello, les tengo que decir que no. Y por ahí, sí, claro, se han perdido libros. Pero incluso, imaginando una máquina del tiempo y pudiendo editar a Julio Cortázar, que hubiera sido como mi gran sueño… Porque —es muy tópico, lo sé— soy, digamos, uno de los hijos de Cortázar, de aquellos que lo leyeron en su adolescencia.

 

¿Qué viene para Páginas de Espuma?

Vamos a seguir con esta trayectoria equilibrada de clásicos, contemporáneos y libros de ensayo. Empiezo por los clásicos, porque vienen proyectos muy emocionantes: publicaremos Cuentos completos, de Joseph Conrad, que incluirán toda su narrativa breve, incluso textos inéditos.

En el primer semestre de 2025, vamos a reeditar los Cuentos completos de Edgar Allan Poe, con prólogos de y Mariana Enríquez, quienes creo que son las dos grandes damas negras de la literatura en español. Y hacia el final del año 2025, llegarán los Cuentos completos de Ray Bradbury, el maestro de la ciencia ficción. Es decir, tenemos un futuro clásico muy asegurado.

Dentro de lo contemporáneo, están llegando ahora a las librerías, particularmente a las mexicanas, el nuevo libro de Lina Meruane, escritora chilena, con una recopilación de cuentos titulada Avidez. Este libro reúne cuentos escritos a lo largo de muchos años, que de pronto podían agruparse de manera orgánica y exploran esa ansiedad, ese hambre simbólico y real con el que vivimos y convivimos.

También les diría a los lectores que no se pierdan La vida por delante, de Magalí Tercero, ganadora del Premio Ribera del Duero. Magalí es como la «Lorrie Moore» en español, una escritora que trabaja extraordinariamente la distancia media del cuento, combinando el dolor con una mirada de humor muy fino. Es un libro que recomiendo muchísimo.

En 2025, llegarán también libros de Katya Adaui, del venezolano Rodrigo Blanco Calderón, y una apuesta maravillosa por una joven de 24 años de Uruguay, Tamara Silva. Subrayen este nombre, porque estoy convencido de que estará en el imaginario y en la realidad de la lectura en los próximos años.

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